Existen numerosas iniciativas para determinar la “inteligencia” de las ciudades, y una auténtica jungla de índices de ciudades inteligentes que establecen comparaciones anuales entre estas ciudades. En este contexto, existe una falta de transparencia que puede resolverse gracias a los datos abiertos. La sostenibilidad, la prosperidad y la democracia son tres de los principales retos de las sociedades actuales, en su mayoría urbanas; por este motivo, el estudio de datos urbanos es uno de los campos más prometedores para el progreso en la actualidad.
Por supuesto, en las ciudades pueden encontrarse muchas de las respuestas a estos retos y, tras muchas décadas de desconfianza, hoy en día la mayoría de legisladores saben que las ciudades son importantes herramientas para resolver problemas. De hecho, con cerca de un 60% de la población mundial habitando en suelo urbano, hay poca esperanza para un progreso uniforme de la humanidad fuera de los tres pilares del desarrollo urbano sostenible, participativo y próspero. Un cuarto elemento, la innovación, se añade a estos tres para apoyar al ya mencionado proceso del ciclo de resolución de problemas en el que se encuentran involucradas las ciudades. Esos cuatro elementos conforman el núcleo del programa Horizonte 2020, el emblema de las políticas europeas actuales en relación al progreso hacia ciudades más inteligentes.
Horizonte 2020 define acciones verticales y horizontales. Entre estas últimas, el proyecto CityKeys tiene como objetivo ayudar a las ciudades europeas a medir la sostenibilidad, la prosperidad, la democracia y la innovación. Para eso, debe crearse un nuevo marco común de referencia, un marco común cuya necesidad aumente de manera proporcional al número de diferentes clasificaciones, definiciones y proyectos de ciudades inteligentes convocados por la Unión Europea; cada uno de ellos trabajando únicamente en su propio conjunto de indicadores.
CityKeys no solo representa uno de los intentos más serios de recopilar indicadores clave de rendimiento (KPI, sus siglas en inglés) sobre ciudades inteligentes hasta el momento, sino que también intenta fijar un punto de partida para recomendaciones internacionales sobre la materia y una herramienta adicional para la toma de decisiones del proyecto dentro de las ciudades. Además de confiar en gran medida en los datos abiertos para conseguir los objetivos principales, los datos abiertos dentro del proyecto CityKeys son relevantes de varias formas:
- proporcionan el conocimiento necesario de las fórmulas de cálculo detrás de los indicadores de rendimiento.
- abren una ventana a los datos de origen que se introducen en los algoritmos de cálculo de los KPI.
- permiten comparar el valor de los KPI resultantes entre las ciudades.
Esto proporciona un mayor nivel de transparencia y responsabilidad que las clasificaciones de ciudades actuales, que rara vez dejan comparar otros parámetros más allá de la posición de las ciudades en la clasificación.
Tras haber alcanzado la primera mitad del proyecto, se consiguen una serie de resultados que tiene un impacto directo sobre los datos abiertos. En primer lugar, tras el análisis de los datos de origen en las cinco ciudades piloto (Viena, Rotterdam, Tampere, Zagreb y Zaragoza), solamente una media del 15% de ellos pueden considerarse datos abiertos (con niveles distintos de accesibilidad y calidad). Sin embargo, esta cifra es claramente modesta. Esto no significa que las ciudades tienen un 85% de datos públicos “oscuros”, sino que los datos que son relevantes para el apoyo a la toma de decisiones todavía están relativamente afectados por el laborioso camino hacia los datos abiertos.
Por otro lado, los datos abiertos se mantienen y actualizan mejor cuando son necesarios para objetivos operacionales. En este sentido, es importante que las ciudades cambien sus procedimientos de toma de decisiones para representar a los KPI (incluso si esto implica un cambio considerable en la mentalidad de los legisladores de las ciudades). Cuando esto sucede y los datos abiertos apoyan procesos de competencia distintiva como la toma de decisiones, entonces se convierte en un servicio interno y se garantiza su sostenibilidad. Una consecuencia de esto es que los usuarios internos se convierten en defensores de los datos abiertos, lo que, a cambio, ayuda a legitimizar las actuales y futuras iniciativas de datos abiertos dentro de la organización. En el caso de Zaragoza, durante la primera mitad del proyecto, el grupo de datos abiertos ha ido incrementando con nuevos datos de origen importantes para el cálculo de KPI. La ciudad y sus ciudadanos tienen acceso a los mismos datos, con la misma calidad, lo que significa un ejemplo importante de fortalecimiento del ciudadano.
Los datos dicen la verdad, aunque no toda la verdad se encuentra dentro de los datos. Esto significa que los datos (y los datos abiertos) podrían ayudar a tomar decisiones más fundamentadas, pero aun así no deberíamos depositar toda nuestra confianza en los datos de gobierno. No deberíamos esperar que los KPI hagan uso de una racionalidad total en la toma de decisiones urbanas; afortunadamente, las ciudades son mucho más complejas que eso. De nuevo, la toma de decisiones en las ciudades necesita racionalidad, pero también sensibilidad y política.
También es importante conseguir la implicación de usuarios internos en los diferentes departamentos de la ciudad tanto como productores como consumidores de datos. Este doble papel es fundamental para que cualquier iniciativa de datos abiertos tenga éxito.
Respecto a los datos abiertos como motor para el crecimiento económico, todavía existe un margen para incrementar el valor de los datos que se publican. Hoy en día, la mayoría de datos abiertos en las ciudades hacen referencia a “cosas”, especialmente en el ámbito de las ciudades inteligentes, un fenómeno relacionado con el movimiento del “Internet de las Cosas”. Sin embargo, las ciudades poseen una cantidad ingente de datos sobre los ciudadanos, con un potencial económico mucho mayor. La cuestión de cómo abrir estos datos sin comprometer el derecho individual a la privacidad sigue siendo objeto de estudio. Conceptos como la agregación, el anonimato y el consentimiento del usuario tendrán un papel cada vez más importante en las políticas futuras de datos abiertos en las ciudades.
Por último, Zaragoza ha defendido que los datos abiertos se consideren un instrumento de medida de KPI innovador y esencial durante el consorcio de CityKeys. La buena noticia es que organismos reguladores como ETSI (European Telecommunications Standards Institute) están estudiando adoptar nuestro marco para definir las normas de ciudades inteligentes europeas. Si esto se confirma, los datos abiertos probablemente se convertirán en un constituyente de todas las iniciativas de ciudades inteligentes en Europa.
Estamos entrando en una fase de prueba en la que los KPI de las diferentes ciudades se agruparán en una única plataforma europea basada en CKAN (Comprehensive Knowledge Archive Network). Esta plataforma CKAN paneuropea incluirá ontologías, fuentes de datos, fórmulas de cálculo y las KPI resultantes en formato de datos abiertos, y podrá adaptarse a cada país, permitiendo la flexibilidad necesaria para realizar cambios locales en los métodos de cálculo.
– En los próximos meses avanzaremos hacia un panel de control urbano casi en tiempo real, una herramienta que obedecerá a objetivos internos dentro de los ayuntamientos, pero que también podrá ser abierta a terceros (tales como nuestro observatorio urbano metropolitano o profesionales de las ciencias políticas en las universidades) para dejar paso al conocimiento externo.
Por Ana Jiménez Train y Daniel Sarasa Funes
Artículo escrito para la Conferencia Internacional de Datos Abiertos. El artículo original puede consultarse aquí.
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